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miércoles, 2 de abril de 2008

ACCIDENTE NO SIL

Un empresario ourensán, Francisco Javier Igrexas, de 50 anos, faleceu onte ao saírse o seu coche da estrada LU-903, que enlaza Castro Caldelas e Monforte, e precipitarse por un terraplén duns 100 metros ata caer ao río Sil. O propietario de neumáticos Susan, situado na rúa Bonhome da cidade, faleceu no acto. Un equipo de mergulladores da Garda Civil rastrexou o río durante máis de catro horas ante a sospeita de que no automóbil, un Renaul Express, viaxaba outra persoa. O accidente tivo lugar uns 500 metros antes da Ponte do Sil.

2 comentarios:

Anselmo Fernández dijo...

En esa misma zona del Río Sil, y próximo al puente de la carretera que va de Doade a Castro Caldelas se despeñó un coche, de aquellos de antes llevaban gente y mercancías a la vez, los que iban de feria en feria. Pues recuerdo la tragedia de todos los familiares y amigos de las víctimas, cuando no se pudieron recuperar los cuerpos de todos los fallecidos en tal fatal accidente. Quizás han pasado ya unos 40 años pero recuerdo todavía la imagen de muchas personas.

Luego tuve la oportunidad de pasar varias veces por esa carretera, incluso cuando no estaba con asfalto y era de pánico contemplar los despeñaderos y ver el río al fondo. Pero a lo largo del tiempo han ocurrido muchos accidentes en esa y otras carreteras sinuosas de Galicia.

A ver si con el paso del tiempo se pueden mejorar estas vías de comunicación, no solo en su amplitud, firme del suelo, señalización y protecciones en zonas arriesgadas.

Anselmo Fernández Martínez. Natural de Amandi, con residencia actual en ZARAGOZA

Anselmo Fernández dijo...

"A RIBEIRA DO SIL" Esta cargada de una larga historia.

En estas dos o tres últimas décadas, tomó un gran prestigio y nombre impactante a costa del vino de Amandi, lo que ahora se le denomina "RIBEIRA SACRA"

Dicho así de entrada, en Amandi, no se cosecha tanto vino como para imponer una denominación tan llamativa, al menos por la cantidad, aunque si por la calidad.

El que escribe estas notas, ha vivido 20 años por esas tierras de Amandi. Trabajó en las labores de las viñas cuando todo se hacía a mano. Cavar, rendar, podar, sulfatar, vendimiar y subir las uvas en caballerías o en el peor de los casos a cuestas de los hombres en cestos donde se colocaban más de 50 quilogramos de uvas, desde "O VALDALENDE" hasta las mismas bodegas de las casas particulares.

El vino se elaboraba a la antigua usanza, la única que se conocía. Se pisaba en una gran cuba o tinaja por un hombre de la casa; luego ya procedía la fermentación, hasta que se trasegaba, apartando el vino claro a otro tonel, y el bullo o magazo para hacer el aguardiente. Aquel vino, si se elaboraba con esmero, era auténtico. Los bares de Monforte sabían muy bien quién tenía el mejor vino para luego servírselo a la mesa el día de las ferias, acompañado de un sabrosísimo plato de pulpo.

Volviendo a la ribeira, hoy apenas se hacen trabajos a mano y eso es bueno, faltaría más, para eso está el avance de las nuevas tecnologías. Por eso se hizo famosa esa tierra que tanto añoro y la disfruto cada vez que paso de visita, aunque sea por pocos días. Siempre que voy, no puedo ausentarme sin llevar unas cuantas botellas de ese riquísimo vino, que aunque su elaboración es distinta a tiempos pasados sigue teniendo el mismo sabor agradable para acompañar en una buena mesa adornada con pulpo, asado u otras de las buenas comidas gallegas o de otro lugar.

"A RIBEIRA DO SIL" me trae a la memoria la comunicación verbal que se mantenía entre los trabajadores de los dos lados del río.

Recuerdo que las viñas se iban haciendo a mano (se decía amurar) en los inviernos, cuando se trabajaba menos en las fincas del llano.

Pero también recuerdo el tránsito a pie o en caballería que se hacía para ir a las ferias al Castro Caldelas o a buscar patatas de siembra a Pedrouzos, por aquellas carreteras llenas de piedras.

Recuerdo el servicio de Línea regular de transporte, propiedad del famoso Sr. FLORO, que cada día hacía la ruta Castro a Monforte por la mañana y regresaba por la tarde de Monforte para el Castro.

No voy a explayarme demasiado, pero tengo tela para mucho más, porque "A RIBEIRA DO SIL" tiene su historia y su leyenda, la cual no se puede resumir en un simple comentario.

Hoy me enteré del suceso. Que un hombre se despeñó al Río Sil cerca del puente, en la ribeira de Doade, cuando al llegar a una curva sin protección, se le fue el coche que conducía y fue a sumergirse en las profundas aguas del río.

¡Ojalá! se pueda mejorar pronto esa carretera para evitar accidentes como este, porque parece una vía del tercer mundo aunque ya está mejor que en aquellos tiempos de mi juventud.

Pienso en los familiares, amigos y conocidos de aquellas tierras. En mi juventud había una población llena de vida y empuje. Había comunicación entre todas las gentes de las aldeas. Las fiestas eran muy divertidas, amenizadas por la banda de música de Santa Cruz.

Hoy ni hay banda, ni comunicación verbal entre las gentes para compartir hechos de la vida cotidiana, porque las aldeas se están quedando sin gente. A pesar de tener buenas carreteras de comunicación motorizada que llegan a todos los núcleos, algunos tienen coche, hay luz eléctrica, televisión, teléfono y hasta Internet en algunas casas. Los tiempos cambiaron las pautas de vida de los núcleos rurales y al paso que se va, en lo sucesivo, lo que se escriba será como una historia vacía de contenido y de valores naturales en lo referente a las gentes. Solo habrá mucha vegetación, eso sí, pero sin gente que vuelva a poblar dichas aldeas.

Lamentablemente, la cultura de las aldeas y de los pueblos va decreciendo a pasos acelerados y en esas tierras de todo el municipio de Sober no lo es menos, lo que parece increíble, dada la frondosidad y la vegetación de la comarca.

Gracias al nombre del buen vino. Gracias a la ruta de los miradoiros por los cañones del Sil porque es un atractivo turístico. Gracias a la feria del vino, que cada año se celebra en Sober, coincidiendo con el Domingo de Ramos. Gracias a una minoría de gente que un día emigró y ahora retorna para mejorar sus casas o hacer otra nueva. Gracias a los que de alguna manera procuran sacar rendimiento de aquellas tierras y darle más luz por medio del nombre de "A RIBEIRA SACRA", porque con ello se mantendrá vivo el nombre de Amandi.

Anselmo Fernández Martínez. Natural de Amandi, 20 años allí, pero con residencias, 21 años en Barcelona y 27 en Zaragoza